Literatura criminal en La Pampa

Caso 1.

Las aventuras de Etchenique por los archivos policiales y sus anhelos de pampeanidad.


La literatura de ficción escrita por Jorge Etchenique (1947-2013) se concentra en la novela La cruz del sur. El puente y los bandidos (Amerindia, 2006) y Han matado un forastero y otros cuentos derivados (Puerto Madryn, 2010). En ambos libros el relato se sostiene con las fuentes documentales, los archivos policiales, las fotografías, y un mismo escenario: el oeste de La Pampa territoriana en las primeras décadas del siglo XX.

La estrategia narrativa elegida por Etchenique apela -casi unánime- al punto de vista omnisciente y muy cercano a la conciencia de los protagonistas. Es un narrador que acompaña casi como un alter ego las peripecias de los personajes outsiders, es decir, hombres y mujeres que por distintas razones no desean sumarse a la Argentina moderna, capitalista. Y este punto, o mejor dicho esta motivación, hermana los textos de ficción de Etchenique con el resto de su obra de investigación histórico-sociológica.
Es así: la curandera, la prostituta, el forajido criollo o europeo, la mujer del bolsero, y hasta algún milico, por algún lado encuentran la manera de descoser el sistema. Ni qué decir de los hombres del anarco-sindicalismo que en esos desaforados parajes del oeste o desde la más recóndita cárcel no cejan en predicar la doctrina libertaria.

Novelista.
La cruz del sur toma como eje la vida de Marcos Vallejos, un bandolero que -al decir del propio Etchenique- en su época histórica tenía mucha más prensa que el legendario Vairoleto.
La verdad ficcional de Etchenique se concentra en rasgar el velo de la realidad dominada por las estructuras del capitalismo. El semiólogo y crítico francés Roland Barthes manifestaba que hacia mediados del siglo XIX en Europa, cuando la burguesía no estaba segura de controlar absolutamente ni la ideología ni el poder, la literatura asumió la “conciencia infeliz” de problematizar el “relato” dominante. La conciencia infeliz del escritor (y esto le cabe muy bien a la obra completa de Etchenique) es la que se mete con la realidad  homogénea y sólida para cortarla y hurgar en los secretos de ese mundo progresista. A su modo la problematiza. En más de un sentido también significa atravesar una frontera del lenguaje para hallar hechos y personajes contestatarios.
En “El escenario”, primer capítulo de la novela, el narrador deja las cosas en claro:

Hay un espacio donde el verde se vuelve evanescente, empalidece, o bien amarrona, amarilla, deserta de los matices civilizados. Se hace desierto. En ese espacio entre los ríos V y el Colorado y entre el meridiano V y Los Andes, sus extraños moradores resistieron convencidos de que tanta pampa y tanta luz no se podían alambrar.
Los indios que trajinaron esos colores fueron enemigos legendarios de toda conquista, sea española o argentina. La ‘frontera’ con el indio, más que dos naciones separaba dos mundos. Y los criollos que se internaron en sus travesías compartieron con ellos los márgenes de todo. Son los perdedores

La cita viene bien además para indicar que Etchenique adhiere a la idea de identidad regional, conceptualizada como pampeanidad, una de cuyas significaciones se liga a la mitologización del oeste pampeano como territorio singular que guarda los valores del mundo aborigen y criollo. Un verdadero “telurismo” provincial.

Cuentista.
El romanticismo del oeste pampeano gana varias páginas escritas por Etchenique. En el cuento “Han matado un forastero” se lee:

En ese oeste pampeano, desértico para las miradas urbanas, el aire de primavera, aún indeciso, empezaba a definirse por los sofocones del verano. En cambio las travesías desparramaban su blancura, sin prisa, sin aguardar cambio alguno.
Este cuento es ejemplar por varias razones. Una de ellas porque emplea escrupulosamente el procedimiento de un relato policial clásico: a partir de un crimen sigue las pistas de los sospechosos hasta llegar al punto de partida y resolver el misterio. El comisario Pedro Basualdo decide esclarecer por su cuenta el homicidio del contador Luis Maresca en el paraje El Odre; como un sabueso rastrea a los asesinos desandando el camino desde El Odre, retrocede hacia Chacharramendi, General Acha, Santa Rosa y finalmente Capital Federal. Aquí comprueba los motivos del autor intelectual del crimen, el “empresario” Juan Landaburu.
Otra de las razones “ejemplares” del cuento se relaciona precisamente con el escenario del crimen. Es así que retroceder (se va del oeste al este) hacia el mundo urbano -cada vez más complejo- hasta arribar a la metrópoli significa, por un lado, que la oscura trama política y de intereses dejará impune al instigador del homicidio. Por otro, significa reconocer que el espacio rural, el profundo oeste pampeano, es una marca de identidad que involucra hombre y paisaje.

Paradoja.
En los relatos de Etchenique comprobamos a una escritura paradojal. Uno de sus procedimientos se ancla en los preceptos del naturalismo literario, sobre todo en la observación y descripción de los ambientes y personajes marginales con su correspondiente cuota de pobreza extrema de la cual es casi imposible evadirse. Sin embargo, los personajes que sienten sobre su humanidad el contraste violento del modo de vida de las clases superiores, se las rebuscan para sostenerse en esos márgenes y alzarse con algún resto de dignidad que los lleve hacia su propia esperanza de liberación. Así ocurre con Marcos Vallejos quien huye de la Penitenciaría Nacional, vuelve a su tierra pampa, y cuando se siente acorralado emprende el escape final hacia el otro lado de la Cordillera, hacia Chile.
Pilar M, la prostituta del cuento “La independencia”, mata a su “cafishio” mientras que, con el mismo gesto, rescata su libreta de ahorros del Correo, símbolo de su salvación y pasaje hacia una vida sin sometimientos. 
En el cuento “La de los cigarros”, Norberta Trusida, una curandera de pueblo es acusada de la muerte de uno de sus “clientes”. Cuando se comprueba su inocencia, la sueltan de la cárcel y en el aire del cuento queda el perfume de que la curandera ha sabido ser digna con su oficio, más que ese médico diplomado José María Pérez, su antagonista.  

Sello.
La apuesta literaria de Etchenique está en que estos personajes que se mueven en un paisaje de frontera, lejos y debajo del escenario dominado por la burguesía de la Argentina moderna, muestran el lado peor de los tiempos que les ha tocado en suerte vivir. En un segundo plano, muestran también sus ansias –a veces sin saberlo- de libertad contra el sistema. Y este es el mensaje literario con el que Etchenique sella y complementa su incursión por el relato de tinte criminal.

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